No soy una niña bonita (eso nunca); ni la niña buena que todos creen que soy. No soy la tonta del patio. No soy alguien de quien te puedas aprovechar fácilmente. Y si así ha sido alguna vez, o a alguien se le ha podido ocurrir pensarlo, hoy ha llegado el fin de la era. La era de Nür la gilipollas acaba de terminar. Estoy hasta los cojones; hasta los huevos de los cuatro aprovechados de siempre. De la gente que cree que puede hacer contigo lo que le venga en gana. De los que van bien de cara y te apuñalan por la espalda. De los que creen que haciéndote sentir imbécil con una sonrisa de oreja a oreja hacen menos daño.
Y hasta aquí llego. Se acabó. ¡Y tanto que se acabó!. Adiós a la sonrisa (alguien se ha atrevido a decir alguna vez que es bonita) en la cara por todo y para todos. Si estoy cabreada estoy cabreada, y tuerzo el morro y me callo y que den por saco al mundo, que bastante tengo ya.
Definitivamente, hubiese sido mejor no levantarme hoy.
Salud,
Nür