Ya tenía este post pensado, pues vistos los comentarios en la entrada del meme, salta a la vista que el tema suscita cierto interés; así que allá voy: Voy a contar el extraño suceso de las llaves.
Miq y yo llevábamos poquito tiempo viviendo aquí, y como fue “dicho y hecho” no teníamos absolutamente nada en casa. Y cuando digo nada, me refiero a que sólo había un sofá en el comedor; una cama de 90cm y un pequeño armario ropero en una habitación.
¿Cómo vivíamos? Pues más felices que dos perdices. Nos teníamos el uno al otro, y la cocina que venía con el piso (así de fea es, la pobre) por lo que no necesitábamos nada más.
Un día íbamos a salir de casa y Miq no encontraba sus llaves. ¡Qué raro! ¿Dónde están las llaves? Cuando la casa está prácticamente vacía es fácil encontrar las cosas, pues no hay demasiados sitios donde mirar… y las llaves no aparecían. Haciendo memoria recordamos que cuando Miq llegó a casa ese medio día, había llamado al timbre, por lo que las llaves, en ese momento, ya no estaban en su poder. La noche anterior sí había entrado con llaves, así que estaba claro que se habían perdido durante la mañana, y a saber dónde.
Total, que no pasa nada, salimos con las mías, cerramos con doble vuelta de llave, y nos vamos a pasar la tarde por ahí. Al volver a casa esa noche, abrimos la doble vuelta de la llave, entramos, voy a dejar el bolso sobre la cama (¿dónde si no?) y allí, en el centro de la cama, las llaves de Miq. Mi cara ya os la podéis imaginar; la de Miq cuando vino a ver qué pasaba, también.
En ese momento te invade una sensación muy extraña. Sabemos a ciencia cierta que las llaves, cuando nos fuimos, no estaban ahí, pues además hice la cama justo antes de irnos esa tarde para ver si estaban enredadas con las sábanas. La cama, al irnos, estaba totalmente vacía, con las sábanas bien estiraditas, lo prometo.
Esa sensación, además, se acentúa cuando piensas que quien quiera que haya tenido el detalle de devolverte las llaves ha recorrido más de medio piso para llegar a la habitación; pudiendo haberlas soltado en el recibidor, en el suelo mismo. Y se acentúa todavía más, cuando después de la mezcla entre la alegría por volver a tener las llaves, y la angustia por pensar que alguien ha entrado en tu casa sin tu permiso, te das cuenta que quien quiera que fuera tiene una copia de tu llave, pues volvió a cerrar con doble vuelta.
Tras pensarlo mucho concluimos que quizá hubiera sido mi suegra; no sabemos cómo ni por qué, pero ella tiene copia, y es posible que entrara y luego volviera a cerrar; pero le preguntamos y no sabía nada. Preguntamos a mi cuñado, y no sabía nada. A los tíos de Miq, y no sabían nada… Nadie sabía nada, así que acto seguido llamamos al cerrajero y cambiamos la cerradura.
Dándole vueltas durante mucho tiempo después, llegamos a la conclusión de que Miq, cuando entró por la noche a casa se pudo dejar las llaves puestas, como ha pasado alguna vez. Lo normal en estos casos es que algún vecino de la planta nos llame al timbre, o que las veamos nosotros al salir. Por la razón que fuera; por alguna razón que desconocemos, quien encontrara las llaves en nuestra puerta aquella noche – si es que fue así – decidió que era una magnífica idea tener una copia de nuestra llave; y también pensó, que volviendo a cerrar con doble vuelta, encontrándonos la puerta tal y como la habíamos dejado, quizá nunca daríamos más vueltas al asunto.
Francamente es algo que a mí no se me olvidará. Más que nada porque no sabes muy bien qué pensar. Tampoco desconfío de ninguno de mis vecinos… Quizá se le cayeran en la calle, al salir del portal y alguien las cogió… quizá, quizá…
Pero de eso hace mucho tiempo, y cambiamos el cerrojo ipso facto, así que fin de la historia.
La suerte que tuvo quien quiera que fuese es que entonces todavía no teníamos a Noya, porque ¡ay! ¡nuestro Noya! ¡Ríete tú del perro más fiero y agresivo de todos! Y si no me creéis le preguntáis a mi suegro y al fontanero, a quienes, sin estar nosotros en casa, Noya acorraló en la cocina y no dejó salir hasta que yo llegué a casa cerca de una hora después.
¿Alguien ve algo en este tema algo que a nosotros se nos haya podido pasar? ¿La clave del misterio?
Salud,
Nür
PD: La vuelta a la rutina un fracaso. Dos díitas más en casa, sólo dos, sólo dos, ¡que sean sólo dos!