Lilypie Esperando Ticker
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18/12/10

Cuando el príncipe (o la princesa) se convierte en rana

Me gustan las historias de amor. Todas. Me embelesan los cuentos de príncipes y bellas princesas de a pie en la vida real, y me fascinan los romances que surgen de lo oscuro. Me encanta que mis conocidos me cuenten cómo nació lo suyo, cómo fue, cómo empezó, y me puedo pasar horas recordando la serie de acontecimientos que me llevaron a encontrar a mi otra mitad.

Hace ya muchos años, tantos que podría haberlo olvidado, tuve una relación tormentosa que, diremos afortunadamente, sólo duró dos años. Cuando aquello terminó, y tras casualidades o causalidades varias, Miq llegó a mi vida. La noche que tenemos como principio formal de lo nuestro, antes de salir, hablaba con mi padre: “Voy a arreglarme un poco, que esta noche he quedado a cenar con el que puede que sea mi príncipe azul”; le dije. “Pues cuidado al besarlo, cariño, no sea que se convierta en rana”, me advirtió. No fue el caso; y aunque nuestra relación tenga momentos de todos –como todas, imagino – ; puedo asegurar que sigue siendo el príncipe del que me enamoré.

Pero no todos tienen esta dicha. Conozco casos en los que la bella princesa, o el apuesto príncipe, deja de serlo. Y no hablo de relaciones malas, de malos tratos o similar. Hablo de relaciones buenas, relaciones con futuro; hablo de relaciones estables y felices.
Sé de una relación que empezó de forma poco común; tomando decisiones extremas que deberían ser llevadas a cuestas el resto de la vida. Pero valía la pena. Y como en todos los comienzos, todo es perfecto, tan dulce, tan bonito.
Lo malo de fingir ser lo que no se es al principio de una relación, es que no se puede llevar oculta la verdadera personalidad toda la vida. Y al final, se quiera o no se quiera, el genio y la forma de ser, se deja ver. Así, él va de cena de empresa, y no puede evitar mirar el móvil cada 10 minutos, porque sabe que tarde o temprano ella llamará; y efectivamente, llama. Llama cuando todavía no han sacado el postre, avisando que en media hora llegará a casa. Y él, dejándolo todo, pone pies en polvorosa para llegar a tiempo. Da igual que lo esté pasando bien o que no haya terminado de cenar. Eso no importa; la princesa, su princesa, le ha dado el toque de queda. Y el príncipe, que la quiere, no se da cuenta que ha perdido parte de su identidad; que no hace lo que le gustaría; que su princesa dejó de ser princesa hace tiempo, y él, quién le ha visto y quién le ve, se ha convertido en alguien que no es.

Creo que la base fundamental de la pareja es la confianza. Y si hay confianza hay libertad. Y si bien es verdad que está muy bien hacer cosas juntos, salir juntos, pasear juntos, comprar juntos, y quererse mucho juntos, cada cual debe tener su espacio, sus amigos externos, sus aficiones o hobbies, su vida, al fin y al cabo; porque aunque en pareja, uno no debe dejar de existir como individuo. Nadie, absolutamente nadie, merece que dejemos de ser quienes somos, aunque pensemos que le debemos la vida porque fue quién nos despertó, con su beso, del profundo sueño en que caímos tras morder la manzana envenenada.

Salud,
Nür

17 comentarios:

Xiao dijo...

¡¡¡¡Amén!!!!

Bet dijo...

Jo també tinc el meu príncep, i que duri...
Petons!

Mariajo dijo...

Pocos comentarios... Estoy totalmente de acuerdo contigo!
La confianza, la complicidad, el respeto y quererse son la base. Sin ellos, para mí no hay relación, pero sin mi espacio y sin mi propia parcela de vida, tampoco...
La imagen de esa persona abandonando su espacio porque ha recibido una llamada de "control", pone los pelos de punta!
Un abrazo,
Mariajo

Ester dijo...

Que razón tienes Nür...hay personas que se creen que sus principes o princesas les quierne más por tenerlos en las palmas de la mano...que equivocados están...el miedo es lo que no les deja defenderse...

Como bien dices uno no deja de uno por ser dos...hay que acoplarlo...por las dos partes pero seguir teniendo nuestros ratitos para nosotros...sin agobios, sin prisas, sin pensar lue...

Muchos besitos...y feliz navidad!
Ester

Mariluz GH dijo...

Interesante y cierto...

Quiero dejarte un enlace donde encontrarás mi felicitación -de estas fechas- para ti y tus amigos-seguidores Feliz Navidad

Kinshasa dijo...

Cierto!
Bss

Teresa

Expediente X dijo...

FELICES FIESTAS >_-
No olvides mirar
en mi arbol de navidad
algún regalo para tí...

GRACIAS NÜR

arMi arMa dijo...

Y así luego vienen las tortas cuando algo no funciona y tu ya habías dejado tu personalidad y tu vida y la habías unido a la de tu sangre azul. Totalmente de acuerdo contigo

Un beso

Ira

Pilar Arguiñáriz Lusarreta - Palel dijo...

:-)
“Voy a arreglarme un poco, que esta noche he quedado a cenar con el que puede que sea mi príncipe azul”
:-))))))))))))))))
Feliz Navidad y un 2011 lleno de ***confianza***, amor y felicidad ;-)

lourdes dijo...

muy cierto nur..estoy totalmente de acuerdo,besoss!!

Isabel dijo...

Como siempre Nur, muy sabias tus palabras, no podría estar más de acuerdo. Afortunadmente mi pareja y yo gozamos de esa libertad y que nos dure, y nunca ninguno de los dos le ha hecho reproches al otro por querer tener su espacio.
Isa

Laura dijo...

Suscribo todo lo que dices!

patri dijo...

Me ha encantado tu post....
No puedo estar más de acuerdo.Yo lucho(luchamos) cada día por mantener nuestra identidad. Me parece vital para la relación tener una parcela propia,al margen del otro.
A veces envidio a las parejas que lo hacen TODO juntos, yo no soy capaz, pero luego pienso: serán felices así? y sobretodo, serán cada uno realmente como son?
Un besazo

Penny Lane dijo...

Me encantó tanto cuando lo leí en el reader, que lo compartí.
Llevas toda la razón.
Y sinceramente, prefiero conocer a la persona de verdad desde un principio y si no me gusta pues dejarlo a estar engañada.

Ana dijo...

absolutamente de acuerdo con tu entrada.

besitos.

Unknown dijo...

Pues yo sigo besando sapos, a ver si un día de estos resulta ser mi principe. Que linda historia la de la princesa Nur :)

Celestina dijo...

Nur, guapísima! Feliz 2011! :)

Un beso muy fuerte!!!!