Un año más

Hoy es un día feliz, y un día triste, a la vez. Feliz porque es mi cumpleaños, y como ya comentara hace un año, ¡me encanta este día!. Triste porque sigo solita. Miq ha vuelto a marcharse, y a pesar que esta mañana he estado rodeada de gente (qué remedio, si la oficina está siempre a tope), ahora me siento un pelín sola. Durante esta mañana he recibido un montón de mensajes al móvil y llamadas, pero ahora todo ha cesado, y aquí estoy, delante del ordenador, preparándome para pasar una tarde más conmigo misma.
Ayer estuvimos en casa de mis padres para despedirnos de mi hermano - que se va lejos un tiempo - y de paso, celebramos el cumpleaños... ¡ y hubo un montón de regalos! Y eso es lo que a mi me gusta. Porque una es así, y cualquier mínimo detalle lo aprecia como si fuera el mejor regalo del mundo mundial, y ayer hubo muchos, y nada de mínimos.
Bueno, mínimo en cuanto a tamaño sí que hubo uno... ¡¡unas zapatillitas de andar por casa con forma de coche para Sulayman!! Tan pequeñitas, tan monas, tan... ¡tan grandes son las ganas que tengo de poder ponérselas!
Ayer fantaseaba con poder escribir hoy que me habían dado el mejor regalo del mundo: la llamada. Pero ya sabía yo que no iba a poder ser, ¡cachis!. Miq me dijo que si no me llamaban, llamara yo "oye, que es mi cumpleaños, no tenéis a Suly por ahí?" pero mejor lo dejamos, y que llamen cuando tengan que llamar, que sólo faltaría que llamaran estando Miq por ahí. No, no, que tendremos que ir los dos a ver la fotito y el informe médico y firmar la conformidad o cómo quiera que se llame.
Así que, venga, como Miq estará en casa - ya sin volverse a ir - a partir del día 12 de Noviembre, para entonces sí que sí.
¡Ojalá!

Salud,
Nür